domingo, 23 de marzo de 2014

Primeros bocetos de la distribución del zoo





“Natural y artificial”


El artículo empieza con un texto de Nietzsche, quien nos anuncia que algún día nos daremos cuenta de la importancia de tener lugares para la meditación en nuestras ciudades, lugares silenciosos donde poder alejarnos de mundo. Después de esta introducción nos habla del “tejido” un material intermedio nada estimado por los filósofos, pero que para el autor es un elemento clave al tener algo de los dos estados “como si la carne dudase entre fluido y sólido” lo que le confiere la capacidad de fluctuar. El autor continúa hablándonos del carácter fundamental de la arquitectura japonesa, que no aparece desde el principio, más bien surge para envolver una acción (en este caso la fiesta del cerezo en flor) y en ningún momento se opone a la naturaleza sino que se funde e interacciona con ella. Pero lo que más le llama la atención de este tipo de arquitectura es que se trata de algo temporal, pues al llegar la noche la gente recoge las tiendas y el fin de la fiesta supone también el fin de la arquitectura. Por eso dice que “proyectar arquitectura es un acto de generar vórtices en las corrientes de aire, viento, luz y sonido” y que el simple hecho de organizar un espacio, convierte el lugar del evento en arquitectura, formando dos espacios contradictorios entre sí (pues uno es inestable y el otro busca la estabilidad).

Toma como ejemplo artes marciales como el Kendo para demostrar que una postura inestable puede ser una ventaja más que una deficiencia. Y afirma que lo mismo ocurre con la arquitectura, que debe  agitar y estimular el espacio para inducir nuevas corrientes.

Entiende la ciudad como un material compuesto de elementos naturales, artificiales, inmateriales y flujos. Y la función de la arquitectura es la de sustraer la esencia poética de la ciudad. Además cree que con un desarrollo técnico mayor y una atención cultural crítica se puede acabar con la depredación que se ha instaurado sobre el territorio.

Compara el modelo científico con nuestra percepción de la ciudad. Y dice que el cuerpo cristalino de la ciudad guarda una íntima relación con las circunstancias culturales y sociales que determinaron la construcción de los barrios históricos.

Cree que el modelo de una ciencia excéntrica sería sobre todo excéntrico. Inseparable del flujo. Pretende convertir el devenir en un modelo, y da importancia a la adecuación del espacio interior al espacio exterior. Comenta los tres fenómenos primarios en el mundo natural y el no-natural que forman parte de la teoría de la complejidad, son la integración, la organización y la coordinación. La organización se basa en “la noción del patrón”, la coordinación explica el movimiento coherente de las cosas y la integración relaciona la figura con su entorno o ambiente. Para terminar relaciona el tiempo y el espacio de la intuición con la arquitectura que según el autor desempeña un papel privilegiado.

 




Proyecto montaña zoo










Relación con el texto de Toyo Ito